CASERÓN EN PUENTE GENIL



Este reportaje lo hicimos hace casi tres años, fue la primera exploración en la que me acompañó el compañero Udosiano, y la localización también fue suya.

Está situada en medio de un olivar, cerca de Puente Genil.
Al igual que otros edificios explorados por esta zona, presenta una planta baja dedicada a lo relacionado con las labores agrícolas, y una planta superior destinada a residencia de los propietarios. Anexa a la construcción hay otras edificaciones propias del trabajo en el campo.

Nos sorprendió el buen estado de conservación en el que se encontraba el edificio, la estructura estaba intacta y las vigas del techo en muy buen estado. Tan sólo la parte trasera estaba en ruinas.
Los vándalos no habían llegado por allí, pero sí los expoliadores de antigüedades, ya que faltaba parte de la solería de la planta baja y la mayor parte de los azulejos antiguos.

Ya desde la lejanía el edificio promete.



Todas las ventanas tenían rejas, pero la puerta estaba abierta.






Próximo al edificio encontramos este bonito pozo.



No tenía agua, ni era muy profundo tampoco. Junto a él hay un pilón para que bebieran los animales.



Después de echar unas fotos por allí, volvimos de nuevo a la casa.




El recibidor es muy amplio, con el suelo empedrado para que pasaran los carruajes al patio trasero.





Aprovechando el hueco de la escalera hay una pequeña alacena.




Una de las habitaciones tenía las ventanas tapiadas, y se habían llevado el suelo.




A la derecha de ésta, había otra habitación mejor iluminada y con la solería intacta; los techos también estaban en buen estado.





Frente a las escaleras había otra habitación con las ventanas tapiadas, nos llamó la atención el poyete que había alrededor de ésta.





A la derecha se comunicaba con otra habitación, también le habían quitado la solería.







En todas las habitaciones había alacenas.



Antes de salir al corral subimos a la planta superior, las escaleras parecían en buen estado.






La planta primera constaba de este amplio salón con balcones, que tenía anexas otras habitaciones.




Las habitaciones eran todas bastante grandes, a excepción de una con el zócalo verde, que es muy pequeña y en ella encontramos un resto de los azulejos expoliados.





El resto de las habitaciones daban al salón principal.






Luego subimos al último piso, las escaleras estaban más deterioradas que las otras.




Desde una ventana se ven las ruinas de la parte trasera.



La última planta era una especie de buhardilla, todo diáfano excepto una habitación pequeña en un rincón.




En ella hay celdas de un palomar.



Las vigas del tejado estaban impecables.



Se ve que durante un tiempo usaron esa planta como palomar, el suelo estaba intransitable por los excrementos de los palomos, así que decidimos bajar a ver el corral.



Estaba lleno de maleza, y las cuadras amenazaban con desplomarse; preferimos no entrar en ellas.



Encontramos algunas reliquias del pasado, como esta botella de Cruzcampo retornable y vasitos de yogur Yoplait de hace casi 30 años. Se ve que usaron de basurero la parte de atrás, porque también vimos restos de envases de insecticidas, detergentes y otros productos de principios de los años 80.




Esta habitación estaba llena de depósitos de piedra, serviría de despensa o almacén.




De la cocina sólo queda la chimenea.




En la parte trasera estaban los restos de grandes tinajas, sería la bodega; en ella crece una gran higuera, omnipresente en todos los lugares abandonados que visitamos.




Una vez fuera de la casa encontramos estas cocheras, una más antigua que la otra.




Y también estas curiosas construcciones, parece que eran gallineros o zahurdas.




De todo esto, hoy día sólo queda una montaña de escombros; supongo que los propietarios habrán decidido derribarla para evitar accidentes.

Aquí dejo unas imágenes comparativas de cómo ha cambiado la zona.